Lo primero que nos gusta en Marlene Feeley es esta escritura incisiva, de la mordedura, que se apodera de la vida como se agarra a las piernas de quien corre, debemos leerla caminando, viviendo, dirigiéndonos allí donde nos lleva la energía de estos años, que desde 1973 solo hablan de crisis para engañarnos mejor sobre los asesinatos perpetrados por los Estados contra sus poblaciones que se han empobrecidas y precarizadas para trastornarlas mejor.
Marlene Feeley, es, ante todo, una escritura que toma y hace acto. Para rechazar la locura del mundo.
Lo que nos gusta también en Marlene Feeley es la persona auténtica, que después de madre quatro veces, y de trabajadora diez y mil veces de solo a sol, se lanza sin dudarlo en la ardua batalla de la supervivencia para lxs suyxs, y para sí-misma, leer sus poemas nos permite conocerla, al hablar de ellos, al escribirlos en un trozo de mantel de papel de algún restaurante, el ojo siempre dispuesto a anticipar a las palabras dándoles amplitud, impulso y sensibilidad a flor de piel.
Marlene Feeley, es también una autora que sabe agitar las migas del ordinario maravilloso para calmar el hambre doloroso y cotidiano.
Porque también nos gusta, y sobre todo, en Marlene Feeley, esta presencia espontánea ante los rebeldes, contestatarios e indignados sociales, este fiel acompañamiento a los pobres y despojados, a los enfermos, comprendemos en su conducta la necesidad absoluta de solidaridad con lxs excluidxs, lxs marginalxs, lxs que no tienen derechos, que acompaña por ser una de ellxs, es la compañera de muchos de nosotrxs, aquella con quien se comparte el pan. El buen pan de los días malos.
Marlene Feeley, es una poesía en búsqueda de inocencias perdidas, todos aquellos pensamientos que no hayan todavía sido engañados por las palabras.
Es a partir de aquí, que el editor que ha tenido el privilegio de ponerla en contacto con el subcomandante Marcos sueña de la posible continuación de esta aventura para que la escritura poética llegue al reconocimiento. El editor siente la potencia de las imágenes que alimentan las frases de los poemas de Marlene Feeley y por ello desea una continuidad mejor anclada en las formas del mundo, en lo que viene de lejos y se va aún más allá de espacios y tiempos, se debe dar a lo efímero la permanencia lógica de su eternidad.
La escritura, la persona, la poesía de Marlene Feeley se prestan a un a presencia en el próximo VISA para la Imagen de Perpiñán. Dedicaremos los próximos meses a demostrar la importancia de una sociedad lúcida que sabe y puede ver el andar irresistible de los que no tienen nada y pueden todo.
Jean-Jacques M’U,
Casa de las Solidaridades de Barcelona, el día 13 de septiembre del 2014
(traducción : Alexandra Freire-Neyroud)
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